REDACCION DELAZONAORIENTAL.NET
Por Juan Cruz Triffolio
SANTO DOMINGO DE GUZMAN, RD.- Los mal llamados programas denominados de variedades en la televisión vespertina dominical en la República Dominicana, con raras excepciones, lucen reiterativos, monótonos, basados en el facilismo e interesados en promover lo peor de nuestra sociedad. Son más de lo mismo y vaya usted a ver, como nos dijera un gran amigo por los campos del Cibao.
Es una televisión con todas las características para mantenernos bajo el dominio del aburrimiento.
Reflejan estar producidos por personas carentes de creatividad y originalidad, además de que en la conducción brota una rutina irresistible, plagada de la ausencia de belleza y profundidad al hablar.
En la parrilla programática de los domingos, principalmente, en horas de la tarde, algunos responsables del manejo de varios canales de televisión están llamados, urgentemente, a un replanteamiento a profundidad.
Es hora de que muchos de los manidos y acomodaticios cursos de bailes y cantos lleguen a su fin, pues a decir verdad, no forman parte de las expectativas de quienes conforman el teleauditorio del presente.
Los cansones y repetidos diálogos sobre temas insulsos que sólo dan paso a las patochadas inauditas, sin aportar nada a quienes suelen prestar atención como televidentes, hace tiempo que requieren de un stop.
Las situaciones escenificadas con el aparente propósito de generar risa, con las mismas desgastadas figuras y las constantes expresiones de vulgaridad, ponen al desnudo que el humor dominicano no proyecta caminar por los mejores senderos.
El irrespeto al publico y la burla, teniendo como figura protagónica a los participantes en los denominados concursos, no parecen tener limites.
Ya es tiempo de que se asuma un auténtico proceso de reingeniería en la oferta vespertina dominical de la televisión criolla. Basta de tantas sandeces y disparates ante un pueblo que merece un contenido televisivo más sano, entretenido y edificante.
No es posible gastar tanta y costosa energía eléctrica, en un pueblo sin electricidad, frente a un televisor para observar tantas desfachatez y bagatela. Perder tiempo como espectador ante una programación tan insulsa y desechable es hacerse cómplices para que continué reinando la ignorancia y la pobreza en nuestro país. Alguien debe ponerle el cascabel a ese gato y ojalá, sea muy pronto…