Por: Jimmy Rosario Bernard /DELAZONAORIENTAL.NET
El robo de identidad en Internet es uno de los delitos más comunes en la actualidad, creciendo casi al mismo ritmo que el ciberespacio. Este consiste el acceso no autorizado a alguno de nuestros perfiles, cuentas de correo o en la banca en línea, es decir, cuando alguien obtiene sin nuestra autorización el usuario y contraseña de un servicio, o es capaz de investigar la respuesta a la “pregunta secreta”.
Este tipo de delito es mucho más antiguo que las redes sociales, de hecho, ocurría si a alguien le despojaban de su documento de identidad o tarjeta de crédito y, por ejemplo, realizaban compras en su nombre. Sin embargo, la extensión del uso de servicios en línea ha propiciado la aparición de robos de identidades digitales, ya sea para saber que haces, que dices, hacer investigaciones sobre su pareja, o simplemente para emitir contenido perjudicial en detrimento del titular de la cuenta a la cual se ha tenido acceso. Aunque en la mayoría de los casos el robo de perfiles en la red tiene diversos objetivos, la usurpación de identidad en las redes sociales tiene el fin de obtener información sobre conocidos.
Muchos expertos en este tema, coinciden en que el robo de identidad está entre los problemas más frecuentes en las redes sociales, sobre todo en Facebook, un espacio que ya agrupa más de mil millones de personas de todo el mundo y es un fenómeno que ha cambiado la forma de interactuar de muchos en todo el globo terráqueo.
La usurpación de perfiles se ha convertido en un negocio lucrativo, a tal nivel que su costo se ha abaratado por lo común en que se ha convertido, pero para los usurpadores en ocasiones es más fácil armar un perfil falso que adueñarse de otra identidad. Lo necesario es una foto de la víctima y tener conocimiento e algunas informaciones básicas de esta. En cambio, apoderarse de la contraseña de la persona elegida como blanco para robarle su cuenta, es más complicado e implica un mayor riesgo, porque en algún momento se deberá entrar en contacto con la víctima, aun sea por correo electrónico, lo que lo obliga a dejar algún rastro.
Es importante tener en cuenta que nuestros perfiles en las redes sociales de alguna forma, son también nuestra tarjeta de presentación y, en unas manos inadecuadas, podrían causar un gran daño a nuestra reputación; es por ello por lo que debemos extremar las precauciones para evitar que esto suceda y, si tenemos la mala fortuna de ser víctima de una suplantación de identidad, actuar rápidamente para mitigar el daño causado y atajar el problema lo antes posible