Por: Freddy Núñez /DELAZONAORIENTAL.NET
Diciembre 2011, acaba de transcurrir, dando paso al año en que el pueblo dominicano se apresta a elegir nuevamente, de forma abrumadora y mayoritaria a Hipólito Mejía como su presidente para un periodo de cuatro (4) años según la constitución y las leyes; pero ¿Como encontró esta Navidad a ese pueblo que ha sido gobernado durante casi ocho (8) años por un PLD que prometió ser un camino diferente y echar el país “Pa’lante”?, sin exageración la palabra que mejor lo dibuja es “Devastado”.
La Situación de pobreza en la que se encuentra casi el 60% de la población dominicana, cuyos males ve acrecentarse día a día, sin soluciones ni esperanzas de ello, contrasta con un gobierno plagado de funcionarios que solo utilizan esa miseria para hacerse más ricos; sino veamos: El gobierno anuncio la confección de 5 millones de cajas navideñas para ser repartidas a la gente necesitada, obviamente aquí nadie es estúpido para tragarse que se confeccionaron 5 millones de cajas, porque si así fue ¿A dónde fueron a parar?. Pues, ni en los basureros se observaron las cajas de cartón que contenían los productos, según ellos, obsequiados, ¿entonces, en donde están?.
Hemos visto, gracias a la magia del internet y a los muy pocos medios de prensa serios que aún quedan, como los mínimos repartos que se hicieron, se convirtieron en verdaderas manifestaciones de clamor de la miseria que vive nuestra gente, como los otrora muy organizados peledeistas no fueron capaces de ordenar a los hambrientos pobladores de nuestras ciudades para pisotearles su dignidad. No, lo colocan para que se la pisoteen entre ellos.
Pues no hay duda de que no se hicieron las cantidades señaladas, pero de lo que estamos seguros es de que si se cobraran los cinco millones de cajas anunciados, de que al final los funcionarios que manejan eso se quedaran con la última gran tajada anual que por ese concepto perciben, y la pena que no habrá forma de auditar ese gasto, pues al final “las cajas se dieron”, pero lo más importante es que; es la última vez que lo hacen.
Si estamos casi seguros, que si vamos a buscar entre las marquesinas, habitaciones, cuartos en las casas y almacenes de muchos dirigentes peledeistas, todavía encontraremos almacenadas decenas, cientos y hasta miles de cajas de esas que se hicieron con nuestro dinero y que se suponía eran para el pueblo.
Por otro lado, la otra parte del pueblo, aquellos que trabajan y viven del sudor de su frente, los que esperan estas fechas para producir algún dinerito extra, esos manifestaron que no hubo dinero en las calles, que la gente no compro, que la actividad económica fue casi nula, y así debió de ser, pues el dinero que por concepto de regalía que fue pagado por el gobierno y las empresas privadas, en más de un 80% era deuda acumulada de un año desastroso desde el punto de vista económico, que estrangulo el presupuesto de las familias, por lo que sin dudas esta última Navidad Morada será inolvidable para los dominicanos.
En fin el panorama que ha vivido el país en estos últimos años, producto del desgobierno peledeista, en esta última Navidad Morada se hizo más evidente y fue peor; la inseguridad ciudadana, manifestada en asaltos, atracos, violaciones y asesinatos, continuo su escalada ascendente; el alto costo de la vida, expresado por los altos precios de los alimentos, las medicinas, los combustibles y todos los servicios, se mantienen como en los mejores días de las bolsas de valores; la energía eléctrica continuo impertérrita con su tanda de apagones y su altísima facturación, hasta el colmo de que muchos tuvieron que conformarse con sufrir de algo que NUNCA SE HIZO, como fue el pasar un 24 y 25 de diciembre a oscuras.
La situación de pobreza, la paralización económica, la gran corrupción, el caos en el transporte, la guillotina económica que significa la triplicada deuda externa, el desempleo, los problemas en la educación y la salud; el desastre que es el manejo del medio ambiente, y sobre todo la falta de esperanzas en la solución a corto plazo de todos estos grandes problemas nacionales, acrecentados en esta última Navidad Morada, que fue tan evidente, que no se observaron los tradicionales adornos y luces que anuncian el nacimiento del niño Jesús.
Sin embargo esa corrupción administrativa, le permitió a muchos funcionarios, irse de vacaciones a playas extranjeras, a esquiar a las montañas nevadas y disfrutar los placeres de las grandes urbes, o explayarse en exquisitas celebraciones en sus fincas, o mansiones mal habidas, que muestran a sus allegados y amigos cuan dulces son las mieles del poder, sobre todo cuando son sustraídas bajo la sombra de la impunidad.
Por eso para la inmensa mayoría del pueblo, para gran parte de la ciudadanía, fue muy triste y más notable que nunca; pero que gracias a Dios, es la última Navidad Morada.
El autor es Politólogo.