PERIODICO DELAZONAORIENTAL.NET
Por Juan Cruz Triffolio
Sociólogo – Comunicador
Triffolio@gmail.com
Desconocíamos que en el país existieran tantos diseñadores y armadores de gobierno.
En los últimos días, como por arte de magia, retumban sus propuestas sin aparentes límites y respondiendo a las más vario pintas concepciones.
Sin que necesariamente sea la intención, no han dejado existir quienes parecen estar empecinados en introducir al licenciado Danilo Medina Sánchez, presidente electo de República Dominicana, en una especie de camisa de fuerza, trazándole las líneas a seguir y hasta señalando quiénes están llamados a conformar su gabinete gubernamental.
Otros, no menos osados, han llegado al extremo de supeditar y hasta condenar su posible fracaso como primer mandatario atendiendo a los nuevos rostros que podría exhibir su equipo de gobierno.
Diversas y variadas han sido las observaciones y valoraciones formuladas tal si se tratara de un imberbe o un simple advenedizo político quien a partir del próximo 16 de Agosto tendrá la responsabilidad del manejo de los asuntos del Estado dominicano.
Entendemos que, quizás en nuestra buena fe, nos hemos extralimitado en la formulación de observaciones, propuestas y hasta temores, olvidando, adrede o no, la percepción, la formación y las experiencias que en asuntos de Estado algunos versados en ese campo, aseguran tiene el licenciado Medina Sánchez y que él mismo no esconde.
Sin presumir de autosuficiencia ni mucho menos proyectar las peculiaridades del denominado “Todologo”, así lo evidenció, nueva vez, el próximo presidente constitucional de la nación, al momento de dirigirse, recientemente, ante los asistentes al acto de entrega de certificaciones de ganadores, organizado por la Junta Central Electoral.
“…vengan conmigo, acompáñenme para hacer posible continuar lo que está bien, corregir lo que esté mal y hacer lo que nunca se ha hecho en la República Dominicana”, manifestó el proclamado presidente electo un poco antes de precisar de manera categórica: “Yo me preparé para gobernar la República Dominicana y me preparé para hacerlo en los buenos momentos y en los malos momentos”.
Un político guiado por tan precisas convicciones refleja estar plenamente claro sobre cómo, cuándo y con quiénes debe llevar al lenguaje de los mudos sus impresionantes palabras sin, necesariamente, recurrir a quienes se proyectan como hacedores y diseñadores de estructuras y estrategias de Estado.
Su servicio se torna menos imprescindible cuando revivimos del discurso pronunciado por el licenciado Danilo Medina Sánchez, en la presentación de su Plan de Gobierno, en abril 11 de 2012, lo siguiente: “Estoy decidido a romper las pesadas cadenas que, aún hoy, atan a miles de niños y jóvenes a la pobreza en nuestro país”.
En aquella misma ocasión, con una emoción y seguridad sorprendente, el hoy presidente electo de la nación dominicana dijo: “Gobernaré con mis propias ideas, las ideas que están contenidas en este programa de gobierno. Cualquier compatriota las puede conocer. No les quepa duda, voy a ser un Presidente ético y moral, igual que he sido un político ético y moral, toda mi vida”.
Y como si lo expresado en aquel entonces no fuera suficiente, vale también recordar, que tiempo después, en el encuentro realizado por la FINJUS en conjunto con la UNPHU, Mayo 02 de 2012, el entonces candidato presidencial peledeísta, expuso lo que desea ser después de su mandato: “…un hombre que luego de pasar por la presidencia desea poder mirar a los ojos a cualquier ciudadano o ciudadana dominicana, sin tener que bajar la cabeza, como aprendí en el seno familiar”.
Por lo anterior, entre otras cosas y sin exageración, insistimos en que continuar sugiriendo formas y estilos de gobernar, en el caso del licenciado Medina Sánchez, sobra, es una aparente manera olímpica de peder tiempo.
Su visión y compromisos con el presente y el futuro lucen claros, precisos y hasta convincentes.
Por el momento, esperemos que con sus experiencias, formación y convencimiento, el licenciado Danilo Medina Sánchez tome el timón de la embarcación y termine conduciéndonos al mejor de los puertos.
Dejemos que el tiempo transcurra y ya veremos las consecuencias, las cuales, adelantamos, con el ejemplarizante apoyo patriótico, ojalá terminen siendo las más positivas para la nación dominicana. Qué así sea…