Por: Carlos Rodriguez / DELAZONAORIENTAL.NET
Santo Domingo Este-El sufrimiento y los gritos de una menor de 16 años de edad, quien llegó al hospital Darío Contreras con una pierna partida en dos y la dificultad para ingresarla a la sala de emergencia es algo de deja mucho que decir de este centro traumatológico, quien según el Ministreo de Salud Publica iba a estar reforzado durante el asueto de la semana mayor.
Eran las 11:00 PM de la noche del viernes santo cuando esta joven llega en la parte trasera de una patrulla con una parte de su pierna izquierda (del tobillo hacia abajo) colgando de un hilo.
De inmediato todos se ponen en acción, “¿Qué pasó?, pregunta una doctora al ver la joven llegar, “ella andaba en una pasola con un muchacho que estaba calibrando y un carro los batió”, responde un joven que le acompañada.
Rápidamente, todos salen a buscar una camilla pero nadie llega, pasa un minuto, dos minutos, tres minutos y nadie llega “sáquenla así que se va a desangrar”, dice el portero quien no quita la vista del pedazo de la pierna que le cuelga.
“No, necesitamos una camilla para poder fijarle la pierna”, dice uno de los miembros de la cruz roja, cuatro minutos, cinco minutos, cuando sale una doctora quien es abordada por el portero “doctora no hay camilla, se va a desangrar entablíllele el pies para poder sacarla”, en ese momento la doctora se acerca a la patrulla le envuelve el pie a la joven con en mismo pedazo de periódico infectado que ella trajo y la sacaron cargada entre tres persona.
Esta deficiencia de las camillas se presentó en otros caso como el de un taxista que debia ser movidio de la sala de emergencia a otra unidad dentro del mismo hospital para realizarle varios estudios y duraron horas para que estos se realizarán porque no habia una camilla para moverlo, esto provocó la indignacion de los familiares quienes se quejaron ante este medio por la deficiencia en ese sentido del hospital.
Donde todos los pacientes estuvieron de acuerdo, fue en la buena labor y el buen trato de los medicos, enfermeras, y todo el personal que laboró alli durante el periodio de la semana santa
“guay, guay, guay”, los gritos llegaban al cielo, imagínense, ella por un lado y su pie por otro “guay, guay, guay”, repetía inconsolable la joven que por diversión montaba la cola de una pasola con un joven que nunca imaginó que esa sería la última vez que haría este tipo de maniobra pues falleció en el acto.