REDACCION DELAZONAORIENTAL.NET
Juan Pablo Duarte Díez (26 de enero de 1813 – 15 de julio de 1876)
Al llegar a los diecinueve años se convierte en maestro, volcando sus conocimientos e ideales en todos aquellos jóvenes y adultos que escucharon sus predicas.
Las inquietudes, sentimientos e ideales del Padre de la Patria comienzan a aflorar en los años iníciales de su existencia cuando se dedicaba al aprendizaje elemental. Sus ansias por el saber motiva a su primera profesora la señorita Montilla y luego al profesor Aybar a comunicarle a sus padres, que en sus estudios, había alcanzado el deseo de saber cosas nuevas, las que se hicieron presentes en sus juegos, sanas aventuras y contacto con los de su edad.
Cuando Juan Pablo Duarte y Diez, comienza a vivir sus nueve años le llega la tragedia de la invasión haitiana.
Sus aspiraciones de aprender se sumergen en las sombras al cerrar sus puertas la primera universidad del continente, de donde habían salido los académicos fundadores de las Casas de Altos estudios de Cuba y Venezuela. Sus esperanzas curriculares se abrían cremado en las órdenes del odiado invasor.
Las personas de la iglesia y de las ciencias que aun quedaban en la ciudad y que contribuían a aumentar su acerbo cultural le piden a su padre lo envíen a España a modelar su personalidad a formarse en el estudio, el conocimiento y el saber.
Al llegar a los diecinueve años se convierte en maestro, volcando sus conocimientos e ideales en todos aquellos jóvenes y adultos que escucharon sus predicas en la escuela secreta del patio del negocio familiar.
Allí va sembrando la raíz de la Patria, en sus sueños, esperanzas, ideas, proyectos y planes para alcanzar la meta que se había propuesto: independizar la tierra que le vio nacer. Su ideal inicial: ser maestro del patriotismo, de nacionalismo, de dominicanidad. Estaba cumplido su ideal de completar sus conocimientos y carrera militar, pasando por el escalafón hasta el grado de Coronel, en ese momento.
A los veinticinco años, después de realizar varias de sus aspiraciones, sueños e ideales, cumplió uno de los más importantes: hacer realidad el Juramento Trinitario y sus ocho hermanos de ideales con él juraron y prometieron implantar una República libre, soberana e independiente. Describió la Bandera Nacional que había ideado presidida en toda su extensión por la cruz de Cristo, no como un símbolo de sacrificio, sino de amor y de fraternidad entre todos los seres de buena voluntad.
Sus ideales del ser sobrenatural, el de tener un hogar seguro para todos y el de la condición inalienable, impostergable de la forma de vida para todos sus conciudadanos, los inmortalizó en las palabras sacramentales Dios, Patria y Libertad, que encabezan nuestras armas nacionales.
Así el ideal de la Sociedad Patriótica La Trinitaria, no sólo está realizado en ese momento, sino que está presente en cada acción militar que nuestro ejército ejecutó, cubierto de glorias imperecederas, durante doce años de guerra para que la República permanezca ilesa e inmortal.
El ideal de honestidad de Duarte está consagrado en su Rendición de cuentas económicas que es ejemplo vivo para todos los tiempos y para todas las posiciones oficiales y particulares.
Su sacrificios en aras de la Patria se hace presente cuando todas las propiedades familiares de aquí y luego las de Caracas son sacrificadas para contribuir primero, para mantener la independencia y después para restaurar esta condición nacional que fue su mayor y más acrisolado ideal.
Desde siempre tuvo confianza en la juventud, ésta no lo defraudó porque su participación en las luchas por la libertad, la soberanía, la patria (parte de sus ideales) fue decisiva y se proyectó en el tiempo, a ella le dedica estos párrafos en el conglomerado de sus ideales: “Sigan, jóvenes amigos, dulce esperanza de la Patria mía, sigan con tesón y ardor en la hermosa carrera que han emprendido y alcancen la gloria de dar cima a la grandiosa obra de nuestra regeneración política, de nuestra Independencia Nacional, única garantía de las libertades patrias.”
Dr. Manuel Pérez Saviñon.
Asesor Histórico del Instituto Duartiano