REDACCIÓN DELAZONAORIENTAL.NET
Este padecimiento también también puede afectar a las mujeres delgadas. Te damos algunos tips para evitarla
¿Una falda corta? ¿Un short? Para muchas mujeres, esas opciones están descartadas. Piensan de inmediato en su celulitis, por no hablar del pánico que puede irrumpir cuando se avecina la temporada de playa. ¿Pero por qué hacerse semejante problema por algo que afecta a la mayoría de las mujeres?
Durante mucho tiempo se creía que los hoyitos que aparecían, sobre todo, en los glúteos y en los muslos se debían a un exceso de peso. Pero ahora la ciencia sabe que las causas son distintas. El motivo está en los genes.
En la pubertad aumenta la capacidad celular de almacenar energía a través de las hormonas. Lo que sucede es que los tejidos se aflojan y la grasa corporal se sitúa entre las fibras del tejido. A diferencia de los hombres, cuyo tejido conectivo está cruzado como una rejilla, en la mujer las fibras corren en forma vertical, con lo que queda un espacio entremedio que permite que la grasa se acumule con mayor facilidad. Eso es lo que lleva a que las mujeres delgadas también puedan tener celulitis.
Y, sin embargo, la creencia extendida de que el sobrepeso es el culpable de la piel de naranja lleva a muchísimas mujeres a intentar combatir este inconveniente con dietas.
El asunto es que al hacer la dieta el cuerpo aprende a manejarse con menos calorías, pero cuando las mujeres vuelen a alimentarse normalmente, las calorías consideradas “de más” son depositadas como reserva.
Por eso lo ideal es hacer ejercicio regularmente, más aún si se hace dieta. Si no se hace deporte, el cuerpo reduce grasas, pero también musculatura, y ese efecto acentúa muchísimo la celulitis, ya que los músculos son precisamente una componente esencial en cómo se ve la figura.
Lo óptimo sería generar masa muscular y reducir grasas. Eso se logra haciendo deportes y llevando una alimentación sana.
Otra posibilidad para combatir la piel de naranja es recurrir a las cremas y lociones. Durante mucho tiempo se creía que éstas sólo actuaban en la superficie de la piel, pero, hoy en día, los productos contienen altos grados de cafeína que, como liposomas, pueden actuar a niveles más profundos.
Esos productos reducen lo que se conoce como células de grasa hipertrofiadas, explican los dermatólogos.
Para actuar directamente en las capas más profundas se puede aplicar la terapia de ondas, que consiste en ondas de presión generadas por un dispositivo especial que se estima que aceleran la regeneración de la piel. Se supone que la activación de las células madre tiene un papel fundamental. Sin embargo, en estos casos también se recomienda completar el tratamiento con la práctica de deporte, ya sea trotar o nadar.
También hay estudios que ofrecen lo que se conoce como “body wraping”. Esta técnica consiste en untar el cuerpo y las partes que presentan los hoyuelos con aceites etéreos y envolver la superficie con un folio y en un modo especial. El calor que se genera permite que las sustancias aplicadas actúen a niveles profundos.
Quienes lo ofrecen aseguran que el método genera una mejor circulación en la parte tratada. Pero el efecto se limita a eso. Es decir: aunque los tratamientos que ofrece el mercado para deshacerse de estos molestos pocitos sean cada vez más sofisticados, no es cuestión de esperar milagros.