REDACCION DELAZONAORIENTAL.NET
CORTESIA DE GUIABELLEZA.COM
Hay hombres y mujeres a los que resulta imposible pedirles que ni giman ni griten durante el acto sexual
Para ellos eso es algo así como una condena, y razón tienen, porque hacer ruido en la cama durante el sexo es otro placer que se suma a la satisfacción de hacerlo.
Hay que dejar de ser bobos: un acto sexual genuino no existe sin una exclamacioncita, al menos. El asunto tiene su lógica natural, y no es solamente para llenar la falta de diálogos en las películas (¡Oh, my God! ¡Give me more, mooore!), que más que atraer, espantan.
Un estudio hecho por unos inquietos biólogos demostró que no sólo las actrices en bola y muchas personas gritan en la cama. Otras especies también lo hacen. Para la muestra está que en los monos el 86 por ciento de sus hembras lanzan alaridos mientras se aparean. Aunque no lo crean, parece haber una conexión entre las glándulas seminales y la oreja del macho, porque sin ese “sensual” ruido ellos no logran eyacular.
Hay que entender que las mujeres gritamos porque nuestro clítoris (señores, ¿saben dónde queda?) es uno de los órganos con mayor número de terminaciones nerviosas por unidad de área. Eso hace que en el punto máximo de estimulación, se mezclen sensaciones de dolor, de placer, de irritación y de un no-sé-qué que hace que el cuerpo se contraiga y nos arranque involuntariamente sonidos que le cuesta atajar incluso a la más pudorosa. Por eso gritamos incluso sin llegar al orgasmo, no porque seamos escandalosas.
Parece que en los señores el asunto es un poco más calmado, excepto durante el orgasmo, y pueden cambiar el gritito por frases ahogadas que serían incapaces de pronunciar en sano juicio (¡Te amo… cásate conmigo…!Voy a dejar a mi esposaaa).
Insisto: los gritos aumentan el placer… de los implicados, claro. Y quien diga que no, es sordo o es mudo. Nada que hacer. Parece, además, que a ellos (como a los monos) se ponen más calientes con los alaridos incontenibles de su pareja.
Admito que todo tiene su límite. Es de pésimo gusto sobreactuarse. Eso quita las ganas y saca de quicio hasta a los vecinos. El grito tiene que ser genuino, y en el caso de las mujeres, eso se nota a leguas porque cuando lo hacemos de verdad nuestro cerebro se desconecta, a grado tal que el volumen deja de importar. Así que no se restrinja.
¡Ooooh, my God! Hasta luego.
Gemidos comuncan el impacto del sexo
Alivio • Las mujeres son las que más gritan durante el sexo aún sin haber llegado al orgasmo y los hombres son menos expresivos y la mayoría de las veces suelen gemir cuando están al tope de su clímax. Lo que es un hecho es que ambos experimentan un sentimiento de alivio cuando logran exclamar estos sonidos.
Seguridad • A ellos les gusta escucharlas gritar y gemir mientras hacen el amor ya que se refuerza la seguridad en el acto, así tienen mayor placer, el disfrute es para ambos.
Placer • Los gemidos comunican el impacto físico del sexo. Algunos gritan fuera de contexto, podrían parecer sonidos de queja o de dolor. Sin embargo, son de placer.
Liberarse • Cada pareja va creando su propio lenguaje para el sexo, particular y único entre ambos. Lo importante es no reprimirse y… si querés gritar, gritá.