REDACCIÓN DELAZONAORIENTAL.NET
Un entorno mafioso y una ‘ofensa’ en las redes sociales parecen ser los detonantes de uno de los sucesos que han conmocionado a la región italiana de Calabria.
El protagonista del último caso es Alex Pititto, de 15 años, capaz de asesinar a un amigo ‘culpable’ de hacer clic en ‘me gusta’ en Facebook y por haber escrito un breve comentario bajo la foto de una joven en su perfil de esa red social. Pititto, cegado por una rivalidad en amor, lo consideró como una grosería que había que lavar con sangre.
No importaba que el ‘me gusta’ hubiera partido de su mejor amigo y coetáneo, Francesco Prestia. La trágica historia fue contada a los carabineros por un joven de 19 años ligado a los dos adolescentes de Mileto, pueblo de 6.700 habitantes en la provincia de Vibo Valentia, en Calabria, al sur de Italia, donde la ‘ndrangheta, la mafia calabresa, cada día es más poderosa.
Alex pensó que era necesario aclarar de una vez por todas su aparente rivalidad por la misma chica. Se dieron cita en un lugar aislado, en un olivar lejos de ojos indiscretos. Tras una animada discusión, Alex disparó tres veces sobre Francesco, un joven con físico de atleta, capital del equipo juvenil de fútbol de Mileto.
Después se dirigió al cuartel de los carabineros para confesar el homicidio. Alex Pititto lleva a sus espaldas un apellido incómodo: varios familiares, entre ellos sus padres y un hermano fueron detenidos en el mes de enero pasado, acusados de tráfico de cocaína con Sudamérica.
Desgraciadamente, el protagonismo de adolescentes en la criminalidad se ha convertido en algo habitual en las regiones mafiosas italianas. Hace solo una semana, otro adolescente, A. D., de 16 años, padre de un niño de dos meses, fue detenido por asesinar recientemente, cuando solo tenía 15 años, a Alessandro Laperuta y Mohamed Nuvo, en un apartamento de Melito de Nápoles, porque, según él, no actuaban con la estrategia de su grupo de camorra. Quiso «dar un ejemplo y un escarmiento» para que otros afiliados al clan Amato-Pagano aprendieran a no ser demasiado autónomos. Los padres de A. D. están en la cárcel. Al igual que él, muchos adolescentes crecen rápidamente en Nápoles, convirtiéndose en «adultos» en poco tiempo, heredando la crueldad de sus mayores.