REDACCIÓN DELAZONAORIENTAL.NET
Desde el Municipio:
Por Juan López / Secretario General ASDE
La municipalidad dominicana, como consecuencia de las soluciones que surgieron a raíz de la crisis post-electoral del 1994, viene asumiendo mayor influencia en el quehacer económico, político y social del país.
Los gobiernos locales o municipales, en su calidad de estructura del Estado más próxima al munícipe, tienen la responsabilidad de aportar soluciones a sus necesidades cotidianas y más perentorias, realizar servicios y crear condiciones materiales y culturales para mejorar la calidad de vida de sus respectivos pobladores.
Sin embargo, para nuestros partidos y líderes políticos, los municipios adquieren importancia desde el punto de vista electoral, clientelar y para dar empleos a sus militantes, cada cuatro años. Por esa razón, los ayuntamientos se convierten en los principales señuelos para las negociaciones y las alianzas políticas. Las preocupaciones y ocupaciones se circunscriben a seleccionar las personas que serán postuladas a los cargos de alcaldes, vicealcaldes y regidores.
Nuestros partidos, pequeños y grandes, conservadores y liberales, no tienen una política municipal definida. Sus propósitos para la municipalidad son espontáneos, se circunscriben a tratar de ganar la mayor cantidad de alcaldes y regidores, a quienes dejan en total libertad para que, en base al “dejar hacer y dejar pasar” puedan ejercer sus funciones de acuerdo a criterios y objetivos personales.
A los alcaldes y regidores, luego de juramentados, no se les da seguimiento, no tienen que rendir cuentas ante sus estructuras políticas. Actúan de acuerdo sus libres albedríos. Esa es una de las principales razones por las que existen tantos conflictos y radicales contradicciones entre alcaldes y regidores, aunque pertenezcan al mismo partido.
Sus ejecutorias como autoridades municipales no son debidamente monitoreadas. No tienen que rendir cuentas de sus actuaciones. En el mejor de los casos, los partidos se limitan a “bajar líneas” para las elecciones de los bufetes directivos de los ayuntamientos, la selección del Secretario General de la Liga Municipal Dominicana y para escoger los dirigentes de FEDOMU y FEDODIM. Hasta en esos casos las indisciplinas, el irrespeto y “el voto medalaganario” se manifiestan con total impunidad y sin consecuencias políticas.
En ese contexto se inscribe la situación por la que atraviesa el Ayuntamiento de Santo Domingo Este, en el que tres regidores electos en la boleta del PLD asumieron, en los hechos y con mezquinas actuaciones, el liderazgo radical de la oposición al Alcalde del mismo Partido, desde antes de su juramentación.
Actuando en base a sus intereses personales por encima de los intereses generales, ni siquiera fueron capaces de conceder la tradicional “gracias de los primeros cien días” a la nueva alcaldía.
Lo grave en este y otros casos, es que la alta dirección del PLD, incluyendo la Secretaría de Asuntos Municipales, sea indiferente. Ni siquiera información ha solicitado. Tal vez, cuando el conflicto no tenga otra solución que no sea la “necesaria cirugía profunda para las exclusiones” se decidan por interesarse de esa y otras lamentables confrontaciones que también se están presentando en otros ayuntamientos y juntas de distritos municipales.
Ante esa realidad, sugerimos al Comité Político y a las Secretarías de Asuntos Municipales y de Educación del PLD que procedan a realizar, en el más breve plazo posible, un seminario que sirva de plataforma para definir con claridad meridiana la política municipal del Partido, los procedimientos para superar diferencias entre sus alcaldes y regidores y establecer los mecanismos institucionales que le permitan dar seguimiento político a las actuaciones de los funcionarios municipales que representan al Partido en los diferentes gobiernos locales del país.
Luego, con los resultados de ese importante seminario, se proceda a realizar encuentros y talleres en las diez regiones en las que se encuentran agrupados los 158 ayuntamientos del país para socializarlos y compartirlos con sus alcaldes y regidores para que los puedan asumir e implementar con disciplina consciente, unidad y espíritu de cuerpo.
A partir de esa ingente tarea política, la estructura partidaria pueda volver a implementar la unificación de criterios y la voluntad política para que los aportes del PLD resulten más coherentes y positivos para la sociedad, de lo cual estarán muy agradecidos el Prof. Juan Bosch y el pueblo dominicano.
Urge que la dirigencia peledeista se aboque a trabajar la necesaria definición de la política municipal del PLD para que sus representantes en los gobiernos locales se empoderen con entusiasmo y decisión de su histórico e institucional slogan: “Servir al Partido para servir al Pueblo”.
Empecemos ahora que todavía hay tiempo. Dejarlo para luego sería dañino, se podría cosechar resultados más negativos que lo sucedido en las pasadas elecciones en varios ayuntamientos (Distrito Nacional, Boca Chica, San Antonio de Guerra, La Vega, etc.) y muy peligroso para el presente y la fortaleza política del PLD de cara al futuro inmediato del 2020.