REDACCIÓN DELAZONAORIENTAL.NET
Por: Gonzalo Ramírez
La débil, disgregada y debilucha oposición al gobierno del Partido de la Liberación Dominicana y de Danilo Medina, patrocinada por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y su insípido candidato Luis Abinader, ha sido incapaz de penetrar en los distintos sectores que convergen en la sociedad dominicana. Es evidente que su indigente y demagogo discurso ha sido radicalmente rechazado por el electorado dominicano.
En discrepancia con el firme y amargo rechazo que sufre la oposición, el Bloque Progresista sin lugar a dudas constituye la mayor coalición de fuerzas políticas que existe en República Dominicana. Sus holgadas y contundentes victorias en los procesos eleccionarios de los años 2004, 2006, 2008, 2010 y 2012, y su inminente triunfo en el próximo torneo electoral, demuestran de manera fehaciente la superior fortaleza de esta sólida coalición liderada por el PLD, organización partidista fundada por el Profesor Juan Bosch, gracias a su excelsa visión progresista y liberal.
Conocedores de la inexistente posibilidad de obtener éxito en primera vuelta, los opositores de Medina y del PLD, albergan y aúpan como única esperanza una eventual división del partido oficialista, que les garantice una segunda vuelta electoral. Olvidan que no obstante las divergencias, legítimas diferencias de criterios y encontrados intereses particulares, en el Partido de la Liberación Dominicana, siempre prevalecen el interés colectivo, que conlleva a la monolítica unidad partidaria.
Danilo Medina, Leonel Fernández y la generalidad de los peledeistas, siempre han colocado los intereses colectivos partidarios y nacionales, por encima de los intereses particulares. En sus respectivos momentos, han demostrado extraordinaria capacidad de desprendimiento, asumiendo grandes sacrificios, en el único interés de mantener la total unificación del ejército morado, para garantizar que el partido y el país continúen transitando el camino del progreso, desarrollo, bienestar y de prosperidad de todos los dominicanos.
El PLD conoce muy bien las consecuencias de las históricas y recurrentes divisiones partidarias en nuestro país. Conoce igualmente que como dice la Biblia en Lucas 11:17 “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae”. Así mismo la máxima latina, “divide et impera (divide y domina)”.
Medina, un político pragmático, excelente estadista y estratega probado, no sólo es capaz de unificar a todos los peledeistas, en torno al proyecto de nación que lidera, sino que ha sido capaz incluso de unificar a los más amplios y sensatos sectores de la población, en torno a un proyecto da nación incluyente, donde confluyen boschistas, balagueristas, peñagomistas y majlutistas, entre otros. A tal punto, que ha concertado una sorprendente alianza sin precedentes, con su otrora radical adversario, el Partido Revolucionario Dominicano.
Que a nadie quepa la menor duda de que Leonel Fernández y Danilo Medina, principales e incuestionables líderes del PLD, seguirán manteniendo la monolítica e inquebrantable unidad partidaria, lo que quedará evidenciado en tan sólo cinco días, cuando el domingo 31 de enero sea proclamada la candidatura presidencial de Danilo Medina, reclamada y respaldada masivamente por los más diversos y amplios sectores de la población.
Auguro que tal proclamación será la más contundente y masiva demostración de fuerza, de cohesión y de unidad partidaria, en la que el Presidente Fernández, de brillante y prometedor futuro político, estará en primera plana, jugando su protagónico rol institucional, levantando la mano y ofreciendo su irrestricto e incondicional apoyo al presidente que piensa en la gente, el presidente que trabaja para la gente, el presidente que quiere la gente, Danilo Medina.